
Panorámica del Col du Tourmalet. Foto Sólo Ciclismo
Relatos de dos periodistas colombianos en las montañas de Europa. Por Hernán Payome Villoria
El Col du
Tourmalet, Puerto del Tourmalet o simplemente Tourmalet, es un paso
montañoso localizado en el centro de los Pirineos franceses. Tiene una
altitud de 2.115 metros sobre el nivel del mar.
El Tourmalet es
uno de los puertos de montaña más famosos en la carrera ciclista del
Tour de Francia, tanto, que se trata del puerto que más veces ha sido
incluido en su recorrido. En 85 ocasiones la caravana ciclística más
importante del mundo ha tomado sus cumbres como escenario de batalla.
La primera vez que se subió en esta carrera fue en 1910, año en el que
los Pirineos fueron tenidos en cuenta en la competencia.
El puerto de
montaña permanece cerrado durante la temporada invernal, tiempo en el
que forma parte del dominio esquiable de la estación de esquí de La
Mongie, en la parte este del Col du Tourmalet.

Llovizna y niebla en el ascenso al Tourmalet. Foto Sólo Ciclismo
Hablar del
Tourmalet es hablar del ciclismo colombiano y de nombres que dejaron
huella en su encumbrado recorrido, como José Patrocinio Jiménez, quien
cruzara primero en el Tour de 1983. Además se recuerdan Édgar
“condorito” Corredor, Fabio Parra, Lucho Herrera, etc.
Es una cuesta
dura, exigente, con 18,2 km de distancia en la cual pueden encontrarse
rampas de hasta 13,2%, con una pendiente media del 7,7% que hace
imprescindible el uso de gran “piñonería” si se quiere llegar con algo
de aire en los pulmones. Por tal razón, deben sacarse de la maleta los
piñones 25 y 28 porque pueden necesitarse.
Viento, lluvia y frío son los tres ingredientes que tuvo el ascenso al mítico Col du Tourmalet.
En los
pirineos franceses, en la población de Luz Saint Sauveur, pernoctamos
el jueves cuatro de octubre en medio de un intenso frío, humedad
ambiental y lloviznas esporádicas.
Por momentos parecía que estuviésemos recorriendo las calles de Cajamarca antes de subir el alto de La Línea.
Esta época del
año, en temporada baja, hace que la mayoría de los pueblos que hemos
visitado, estén un tanto vacíos y proyecten una imagen sombría y
triste. Y los pocos turistas que seguramente habrá, permanecen
resguardados en sus hoteles o camping, sin dar ese ambiente
florclórico que es tan popular en nuestro país durante los 365 días del
año. Son culturas diametralmente opuestas, pero igualmente
interesantes. Indudablemente la paz reinante en todos los ámbitos y
sectores, hace que se respire tranquilidad y sosiego incluso a altas
horas de la noche.

Jacques Goddet, director del Tour de Francia desde 1936 hasta 1987
Pero dejemos
atrás la noche del jueves y conozcamos lo que fue el viernes cinco, con
un amanecer menos frío que horas atrás, y un cielo parcialmente
despejado que nos animaba a enfrentar las desconocidas rampas del
Tourmalet.
Sobre las 10:40
de la mañana y una temperatura de 12 grados centígrados, comenzamos
el duro ascenso que se manifiesta desde el comienzo con un trayecto
al 10% y un paisaje que inmediatamente nos hace recordar la salida de
Villavicencio hacia el alto de Buenavista por la carretera antigua.
Los primeros 3
kilómetros realmente son fuertes y el cuerpo aún está frío. Esto nos
obliga a llevar un paso regulado, sin mayores afanes. Luego, la cuesta
se tiende un poco pero sin bajar del 7% jamás. La carretera es
angosta, pero permite el tráfico de vehículos en ambos sentidos. Todo
se mantiene en un desnivel que oscila entre el 7 y el 11% hasta el km
6, al paso por Bareges, sitio en el cual la cuesta se empina en sus
calles y logra mantenerse en un 13% durante un km más. Luego, como
premio de consolación, viene una leve disminución en el desnivel y
encontramos las primeras curvas en herradura al 5% que nos dan un
segundo aire por espacio de kilómetro y medio. La cuesta deja atrás
sus concesiones y se vuelve exigente con un 10% hasta el km 10,3. Al llegar a este punto del camino, un
aviso nos indica una desviación a la derecha, haciéndonos tomar una
carretera más angosta y con pavimento irregular. El desnivel aumenta
sensiblemente y, a la altura del km 15, comienza a soplar una fortísima
corriente de aire en contra nuestra, lo que nos obliga a subir
sentados para oponer menos resistencia al viento. Luego encontramos
una imponente herradura de más de un kilómetro, la cual nos permite
al llegar a su extremo superior, divisar varios metros abajo su punta
inferior. Esto hace que podamos tener una idea del desnivel de la
ruta que estábamos afrontando y, en cierta forma, se convierte en un
factor de motivación al ver el camino ya recorrido. Después del km
16,5, faltando menos de dos para coronar, comienza a llover
intensamente y todo se vuelve, en cuestión de segundos, una mezcla
de neblina, lluvia, frío, viento y respiración agitada. Mirando
nuestro reloj de control sabíamos que en menos de doscientos metros
encontraríamos la cumbre y, una curva a la derecha, nos sorprende
dejándonos divisar el punto de llegada adornado con el Monumento al
Ciclista demarcando el mítico alto de Tourmalet.
t Paisaje "a lo colombiano". Foto Sólo Ciclismo
La celebración
acostumbrada se hizo en medio de la lluvia, el frío y el viento, pero
con el mismo entusiasmo de los días anteriores.
Al tomarnos un
reconfortante café en uno de los pocos establecimientos en la cúspide
de la montaña, nos agradó ver allí adentro, la bandera de Colombia
que, junto a otras, adornaba aquel lugar, quizás como homenaje a los
ciclistas nuestrros que han dejado allí todo su coraje deportivo,
fundamentado en sacrificio y pasión por un deporte tan maravilloso como
lo es el ciclismo. ¡Y el mundo foráneo lo sabe; por eso los valora!
Comentarios informales:
- El porcentaje de
desnivel en una cuesta (en términos muy sencillos) está condicionado por
el número de metros que se asciendan respecto al nivel
del mar, por cada cien metros de camino recorrido. Es decir, si
es del 7%, se entiende que recorriendo 100m habremos subido 7
respecto al nivel del mar. Aún así, es factible encontrar rampas
cortas, de menos de cien metros, con inclinaciones superiores a
las que reporta la literatura, pero por no prolongarse durante más
de cien metros quizás no son registradas oficialmente.
Monumento al ciclista, en la cima del Tourmalet. Foto Sólo Ciclismo
- En la subida al Tourmalet
se consumieron 700 ml de agua y un sobre de gel energizante. El
desayuno, una hora antes, fue café con leche, pan, jugo de
naranja. Se sigue manteniendo una dieta con base en carbohidratos
(básicamente spaguetti), sin olvidar una frecuente hidratación.
Se consume complejo B y tabletas efervescentes de
Magnesio (con asesoría médico-deportiva)
- En los ocho puertos
coronados no se ha presentado ningún tipo de falla mecánica y,
afortunadamente nuestra salud está en perfectas condiciones.
Tampoco ha habido ningún tipo de patología muscular como calambres
o desgarres. El peso corporal ha disminuído algunos gramos, pero
aún estamos muy lejos de desaparecer del mapa.
Ellas también merecen un buen descanso. Foto Sólo Ciclismo
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